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Un Viaje Peligroso al Norte

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*Javier asistía a la preparatoria en una zona de El Salvador controlada por violentas pandillas. Solo tenía 14 años cuando, al igual que muchos niños de su escuela, empezó a ser presionado para que se uniera a una de ellas.

Al mismo tiempo, uno de los líderes de las bandas locales se interesó por la hermana de Javier, que se llamaba *Yessenia. Insistía en que Yessenia, quien tenía 15 años, fuera su novia.

Los niños se resistían, así que algunos miembros de las bandas amenazaron la vida de ellos así como de sus familiares.

Por ese motivo, los padres de Javier y de Yessenia tomaron la decisión desgarradora de enviar a sus hijos rumbo a la peligrosa ruta al norte – a los Estados Unidos, donde familiares suyos les podrían proporcionar un hogar amoroso y seguro.

Javier y Yessenia estaban cerca de la frontera de Estados Unidos cuando traficantes ilícitos de migrantes los secuestraron por rescate. A sus padres no les quedaban más dinero después de haber pagado al guía de sus hijos, así que los traficantes decidieron vender a los hermanos. El cártel poderoso de los Zetas obligarían a Javier a traficar drogas por la frontera y tratantes que operaban un burdel clandestino en una cantina de Houston forzarían a Yessenia a vender sexo.

En este caso, los niños fueron interceptados por oficiales fronterizos y mandados a albergues para menores no acompañados antes de que los tratantes pudieran llevar a cabo su plan de beneficiarse de la explotación de Javier y Yessenia. Una trabajadora social finalmente los identificó como víctimas de trata y alertó a la Línea Nacional Contra la Trata de Personas (1-888-373-7888).

Polaris ayudó a los niños a conectarse con un guardián de confianza y vincularse con servicios garantizados por la ley. Se inscribieron en un colegio  en su nueva comunidad y están encaminados a graduarse y  hacia un futuro esperanzador.

La historia de Javier y Yessenia nos muestra cómo muchos niños que huyen de una violencia asombrosa en sus países de origen se enfrentan con nuevas amenazas a lo largo del camino, tanto de grupos de crimen organizado como de tratantes individuales que explotan su vulnerabilidad. El problema se ve agravado por el hecho de que la violencia que afecta a los países del Triángulo Norte de Centroamérica no se ha mitigado y hay una falta importante de atención a soluciones de largo plazo orientadas a ayudar a los niños a vivir con seguridad en sus comunidades de origen.

Estas intersecciones de la migración, el crimen y la trata de personas constituyeron el tema clave del panel recién celebrado en el Wilson Center, en el cual participó Polaris. Como analista de datos en el equipo de Polaris enfocado en México, tuve la oportunidad de exponer lo que los datos de la Línea Nacional revelan sobre la experiencia de víctimas como Yessenia y Javier y sobre cómo tratantes de personas interactúan con grupos de crimen organizado y con traficantes ilícitos de migrantes.

Qué sabemos

De nuestra experiencia operando la Línea telefónica desde el año 2007, sabemos que las víctimas de trata de personas de México y Centroamérica suelen ser reclutadas mediante promesas de pasaje seguro a los Estados Unidos u ofertas de trabajo fraudulentas. Pero en la realidad, los tratantes las explotan en burdeles residenciales, cantinas, servicios de escort, hoteles y otros lugares. Utilizan métodos extremos, tales como el aislamiento, las deudas, las amenazas de daño o muerte y el abuso físico o sexual para controlar a sus víctimas.

Los casos identificados por la Línea Nacional también reflejan las relaciones complejas entre los distintos perfiles de criminales involucrados en este tipo de trata de personas. Por ejemplo, los datos muestran que:

  • Los tratantes pueden ser individuos o pueden formar parte de redes de crimen organizado;

  • La trata de personas puede ser la fuente de ingresos principal de los tratantes o estos pueden explotar a gente oportunistamente;

  • Grupos de crimen organizado, como los Zetas, pueden beneficiarse de cobrar impuestos sobre una operación de trata de personas sin dirigir ésta directamente; y

  • Traficantes individuales pueden facilitar a la cadena de suministro de los tratantes al mismo tiempo manteniéndose distintos de los reclutadores y controladores principales que interactúan directamente con las víctimas.

Desde las violentas pandillas que obligan a miles de personas a huir de sus hogares en Centroamérica a traficantes ilícitos de migrantes sin escrúpulos en México a organizaciones criminales o tratantes individuales en México y en los Estados Unidos, muchos tipos diferentes de actores criminales tienen la oportunidad de acechar a niños como a Javier y a Yessenia. Todos estos actores crean condiciones de vulnerabilidad y las explotan por lucro.

El panel también incluyó presentaciones de: Gretchen Kuhner, Directora del Instituto para las Mujeres en Migración; Mónica Salazar,  ex-Presidente del Colectivo contra la Trata de  Personas y consultora para Polaris en México; Dra. Guadalupe Correa-Cabrera, Experta de Política Pública para el Wilson Center; y Celina Realuyo, Profesora de Práctica en el William J. Perry Center para Estudios de Defensa del Hemisferio.

Qué podemos hacer

Un tema recurrente en todas las presentaciones fue la necesidad de obtener más datos para llenar los vacíos en nuestra comprensión acerca de los migrantes en México y en los Estados Unidos. En particular, los investigadores de la trata de personas necesitan mejores datos sobre la trata laboral en ambos países, más datos geográficos y una comprensión más clara de los flujos financieros relacionados con estos tipos de casos de trata.

Por otro lado, la lucha efectiva contra la trata de personas a lo largo de la región requerirá de una colaboración robusta entre los Estados Unidos, México y los países de Centroamérica para ayudar a las víctimas y sobrevivientes y para frenar a los tratantes que reclutan a gente vulnerable y facilitan su explotación – tanto en sus países de origen como durante su migración para escapar de la violencia y la pobreza.

A través de nuestra Iniciativa Estratégica para erradicar la Trata de Personas de México, Polaris se está concentrado en comprender e interrumpir estas redes mientras simultáneamente fortalece la red de seguridad transfronteriza para los sobrevivientes.

Para pedir ayuda o denunciar una sospecha de trata en los Estados Unidos, llame a la Línea Nacional Contra la Trata de Personas (1-888-373-7888) o envíe un mensaje de texto a BeFree (233733). Si usted se encuentra en México, llame a la Línea Nacional Contra la Trata de Personas (01-800-5533-000), operada por la organización civil aliada a Polaris en México, Consejo Ciudadano.

*Nombres han sido cambiados para proteger la privacidad de individuos.

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Need help? Polaris operates the U.S. National Human Trafficking Hotline.